¡Se dobla pero no se rompe!

Para la realización de esta crónica se trató de dar con Pancracio "Pocholo" Nipacerbulto, pero luego de este incidente se lo culpó erróneamente por la muerte de su nieto y ahora cumple condena en una cárcel de porquería, seguramente haciendo de "amigovia" de varios negros musculosos, fumadores de paco, amantes de prácticas sadomasoquistas. Pobre muchacho.
Suerte que nosotros conseguimos una banda de gente que lo reemplaza de maravillas. Pero no nos pagan.
.
Se jugaba el segundo partido de la zona campeonato, rumbo al trofeo de ser el campeón de la categoría y los demás ascensos que hay en juego. Frente al equipo rojo estaba G. P. S., que había ganado su zona sin haber sido derrotado.
La Máquina no contaba entre los presentes a Juan Pablo por... una cagada. Además, el señor Alvez se había hecho presente porque de lo contrario no llegábamos a ser 8, pero su condición de salud estaba muy lejos de ser la mejor. Para completar la lista se presentó Germán, a quien se lo calificó antes del encuentro como: "aún mejor que Juan Pablo", elogio que terminó demostrando ser absurdamente exagerado. Teníamos en la hinchada a Leo, que aportó la visión desde afuera; el grandote, que encontró las llaves del auto de Gusti y a Inés, que aportó belleza y delicadeza a este equipo de feos y brutos.
Así fue como comenzó el partido y todos los pormenores quedaron en el olvido, G. P. S. demostró ser un equipo muy rápido, tanto que durante todo el primer tiempo sorprendió constantemente a los maquinarios con avances que dejaban descolocado al mediocampo y complicaban a la defensa. Además de esto, ellos presionaban muy arriba, con lo cual impedían el recurso de salir jugando con los defensores para que metieran un pelotazo a los delanteros; así las cosas, la única forma de salir del arco era sacar al medio donde quien la recibiera (especialmente Gusti, quien se mostró activísimo para pedirla, aguantarla y armar jugadas) podía comenzar el ataque.
Pero no pasó mucho tiempo hasta que uno de ellos la tomó cerca del área y en una milésima de segundo miró al arco y remató de manera increíble, con una comba envidiable y la hizo entrar dos centímetros al lado del palo y uno por debajo del travesaño. Ni siquiera tres arqueros la hubieran atajado.
Vuelta a sacar del medio y seguir con todo.
G. P. S. seguía presionando mucho y ganando siempre en velocidad (¡Maldita gente joven!), defendían con cinco y dos segundos después estaban atacando también con cinco.
Hasta que llegó Pablito, ese chiquitín que tantas satisfacciones nos da cada partido, la agarró, la cubrió, metió, trabó, peleó, gambeteó... no sé bien cómo fue, la cosa es que remató, Gusti la dejó pasar, todos se comieron el amague y fue el empate transitorio.
Las cosas volvían a ser como al principio.
Pero había una clara superioridad de G. P. S. y por eso no se pudo evitar que volvieran a ponerse en ventaja antes de que llegara el entretiempo.
En el descanso se hicieron dos cambios posicionales: Germán pasó del mediocampo a la defensa y Alan fue al medio junto con Ariel para sumar quite y creación, asimismo Rodo pasó a jugar de dos para organizar la defensa y Mati fue de cuatro para sumar potencia ofensiva con sus proyecciones.
Comenzó el segundo tiempo y las cosas fueron muy distintas, no hubo más superioridad de G. P. S. sino que fue La Máquina quien empezó a tomar el control del partido y empujó a los rivales contra su arco.
Se demostró muchas veces que este equipo tiene muy buen juego al mismo tiempo que muchos huevos a la hora de salir a ganar y esto fue lo que se observó; G. P. S. tuvo algunos ataques aislados (Juan, con una volada genial, sacó una pelota que era gol y hubo otra jugada en la que Juan no la pudo sacar y al delantero, solo contra el arco, le pasó entre las piernas), pero fue el equipo rojo el que no se cansó de atacar y llevar mucho peligro.
Fue así como en un tiro libre al borde del área Gusti se la tocó a Pablo y el muchacho en cuestión la mandó con potencia y precisión a donde él bien sabe que nadie la puede frenar.
Todo volvía a estar como al principio, pero ahora era La Máquina la que dominaba el partido.
El empate no calmó los ánimos y G. P. S. continuó sufriendo los avances rivales, se intentó por todos los medios lograr la ventaja sin conseguir dar la puntada final a las jugadas.
Pero aquello no fue todo, porque con una soberana puteada al árbitro Gusti se ganó la roja. Después Mati le preguntaba: "¿Por qué se te suelta la cadena?" y es un tema que este jugadorazo tendrá que revisar en soledad o con sus compañeros, pero la cuestión es que el equipo quedó con siete.
No hubo inconvenientes, se corrió más, se metió más, se puso absolutamente todo lo que había que poner para suplir la falta y La Máquina siguió poniendo contra las cuerdas al rival. Emocionaba ver a Pablito pidiendo todas las pelotas y corriendo por varios convirtiéndose así en la salida segura de TODOS los saques de arco, a Ariel participando tanto del ataque como de la defensa con la calidad y solvencia a la que nos tiene acostumbrados, a Alan corriendo absolutamente todo y enfermando a los rivales, a Mati cortando el avance de todo aquel que ingenuamente soñara con eludirlo y luego sumándose a la ofensiva, a Juancito saliendo a cortar todos los centros y poniendo una muralla impenetrable en el arco... en definitiva, con uno menos cada uno hizo el doble de esfuerzo y terminamos lamentándonos no haber ganado, cuando estuvimos tan cerca.
No se ganó, pero teniendo en cuenta las bajas y el expulsado entusiasma que el equipo se haya mantenido fuerte y no haya podido ser vencido por uno de los rivales más fuertes de los que le tocará enfrentar.